Durante el embarazo, la nutrición y exposición a ciertos factores ambientales tienen efecto sobre la salud del nuevo ser a corto y largo plazo. Durante la etapa del embarazo se da la “programación fetal”, la cual puede ser modificada por la alimentación y el estado de nutrición durante el embarazo, modificando el desarrollo y crecimiento, induciendo cambios en el metabolismo y originando una susceptibilidad en la adultez a desarrollar enfermedades crónicas.

El pionero de este enfoque fue el epidemiólogo británico Dr. David Barker, cuyos estudios en los años 80 sugirieron la correlación entre el bajo peso al nacer, un ambiente intrauterino adverso y la posibilidad de un futuro desarrollo de enfermedad cardiovascular.

De este abordaje y sobre cómo la nutrición durante los primeros mil días define la salud y el capital humano habló la doctora Claudia Ivonne Ramírez Silva, adscrita al Centro de Investigación en Nutrición y Salud (CINyS-INSP), durante el seminario “Desafíos nutricionales desde el nacimiento: Una mirada a la alimentación infantil en México”.

La nutrición, y en especial los micro nutrimentos, tiene una gran importancia durante el embarazo, ya que vitaminas y minerales influyen en las etapas del desarrollo fetal, desde la implantación y vascularización de la placenta, el desarrollo neurológico y la acumulación de reservas de nutrientes al feto, entre otros.

La deficiencia de estos micro nutrimentos durante la etapa de gestación puede generar efectos a corto plazo como aborto, defectos de nacimiento, parto prematuro; y a largo plazo, alteraciones del crecimiento, menor función pulmonar e inmune, un menor neurodesarrollo e incluso la muerte. El otro lado de la moneda es el aumento excesivo de peso de la madre durante el embarazo, ya que se ha demostrado que este incremento puede aumentar diversos riesgos para la salud y nutrición del bebé.

Durante la etapa posnatal, de los 0 a 24 meses de vida, éste es otro periodo crítico de gran plasticidad biológica, en las últimas décadas se ha documentado que el tipo de alimentación que lleve el infante puede modificar la expresión de algunos genes y con ello modificar la capacidad funcional y con ello la respuesta al medio ambiente en el futuro que este nuevo ser tenga. En este sentido, la leche materna es el primer alimento natural y esencial para el bebé ya que contiene todo lo que necesita: anticuerpos, hormonas, antivirus, factores de crecimiento, minerales, vitaminas, grasas, proteínas, agua, etc. La lactancia materna debe ser exclusiva desde el nacimiento a hasta los 6 meses de vida, momento en el que debe complementarse con otros alimentos, y puede continuar por el tiempo que la madre y la niña o niño lo deseen.

De acuerdo con la doctora Ramírez Silva, la lactancia materna es de suma importancia no solo para el bebé, sino también para las madres, Para un niño, la lactancia materna previene enfermedades infecciosas, desnutrición, muerte de cuna, enfermedades cardiovasculares, etc. Para la madre genera un potencial rol en contra de cáncer de ovario y de seno, hipertensión, diabetes y dislipidemias.

Por último, la Dra. Ivonne Ramírez explicó que las prácticas inadecuadas de lactancia materna afectan la economía a nivel global: existen pérdidas económicas que alcanzan más de 530 billones de dólares, entre costos por la mortalidad infantil, mortalidad materna, entre otros.

Mejorar la nutrición en etapas tempranas ayudará a prevenir y evitar las enfermedades crónicas y, sobre todo, generar un optimo desarrollo en futuras generaciones.

La grabación del seminario “Desafíos nutricionales desde el nacimiento: Una mirada a la alimentación infantil en México”, en el que se presentó esta información, puede consultarse en: https://www.facebook.com/INSP.MX/videos/939770126998013